Señor, ¿dónde he de hallarte?
Alto y recóndito en Tu morada.
¿Y dónde no he de hallarte?
Tu gloria llena el mundo.
Busqué Tu cercanía,
con todo mi corazón Te llamé,
y cuando salí a Tu encuentro
Te hallé viniendo hacia mí.
Tal como en el prodigio de Tu poder,
en santidad, Te contemplé,
¿quién dirá que no Te ha visto?
He aquí que los cielos y sus huestes
proclaman el temor de Ti,
aunque su voz no se oiga.
-Yehuda Halevi